
Es una enfermedad caracterizada por reacciones químicas y microbiológicas que llevan a la destrucción total del diente, avanzando desde la superficie hasta su interior. Va evolucionando progresivamente hasta llegar a un estado en que la única solución es la extracción de la pieza.
En el origen de la caries intervienen múltiples factores que actúan simultáneamente:
- Bacterias (microorganismos), que son capaces de transformar los azúcares de los alimentos, en ácidos, lo que produce una desmineralización progresiva del diente que va destruyendo los tejidos duros del mismo.
- Placa dentaria, productos químicos pegajosos, procedentes de la saliva y los residuos alimentarios. Permitiendo a las bacterias la adhesión al diente y producir así su acción destructora.
La caries evoluciona en distintas fases:
- En primer lugar afecta a los tejidos duros, es decir al esmalte o al cemento.
- A partir de ahí, avanza llegando hasta la dentina y posteriormente hasta la pulpa o nervio.
Síntomas de una caries, es un proceso indoloro hasta que llega a estados avanzados, con afectación de la pulpa o nervio; de ahí la importancia de no esperar a que se produzca dolor para acudir al dentista.
Inicialmente se detecta como manchas o puntos oscuros, o como zonas de color blanco-tiza. Otras veces se produce cierta sensibilidad con alimentos o bebidas frías o calientes o también con algunos dulces.
En ocasiones, si la caries evoluciona muy lentamente, puede llegar a estados muy avanzados, con gran afectación pulpar, sin que haya existido nunca dolor.
El tratamiento de la caries depende de la fase de evolución en la que se encuentre:
- Las caries superficiales o incipientes, que no han afectado al nervio, se tratan por medio de obturaciones.
- Las caries profundas con afectación del nervio se tratan con endodoncias.
- Solo en los casos en los que no es posible realizar una endodoncia se practica la extracción dentaria.