frenillo bucal

Frenillo bucal: Problemas y tratamiento

Es probable que hayas escuchado hablar a niños que tienen ciertos problemas para pronunciar la letra “R”. En muchos casos esto se debe a un problema en la anatomía de su boquita llamado Frenillo Bucal. Este problema es más común de lo que piensas, pero también tiene una solución rápida.

Claro, no en todos los casos es necesario llegar a una cirugía, pero sí es importante que se analice por un médico para que este determine el mejor tratamiento a seguir.

¿Qué es el frenillo bucal?

El frenillo bucal es una pequeña banda de tejido que une una parte fija de la boca, con otra parte móvil, por ejemplo los labios y la lengua. Está formada por tejido suave y musculoso que se encuentra recubierto por una mucosa. Generalmente, se encuentra en la línea media de la boca.

El frenillo bucal se presenta como una anomalía de nacimiento, por lo que en ocasiones a los niños les resulta difícil la pronunciación y la deglución. También ocasionan una mala posición de los dientes.

Tipos de frenillos bucales

Básicamente, existen tres tipos de frenillos, que pueden presentar problemas específicos. Se pueden diagnosticar por medio de un examen sencillo y el tratamiento en los tres casos es una frenectomía.

Frenillo lingual

En este caso el tejido une la lengua con el suelo del paladar. Se trata de un tejido blando y corto que se va desarrollando a medida que el niño crece. Es probable que con el tiempo se estire y no cause problemas. Es probable que se puedan corregir los problemas que ocasionan con la ayuda de un logopeda.

Frenillo labial superior

El frenillo labial superior es uno de los problemas más comunes que se presentan en la mayoría de los niños. Une el labio superior con la encía. Este puede ocasionar problemas de habla y también alterar la correcta formación de los dientes.

Frenillo labial inferior

En este caso el frenillo bucal conecta la encía con el labio inferior. Este puede ocasionar dificultades a la hora del cepillado y también enfermedades periodontales por causa de una higiene bucal deficiente.

Todos los tipos de frenillos bucales son tratables, solo es cuestión de que un especialista evalúe la afección y determine cual es el mejor procedimiento a seguir.

Problemas causados por un frenillo bucal

Los problemas ocasionados por los frenillos dentales dependerá en gran medida del tipo de frenillo que tenga el niño. Cada uno tendrá consecuencias específicas, que deben ser tratadas según la afección.

Problemas del frenillo lingual

El frenillo lingual puede alterar la movilidad de la lengua, si este es muy corto. Esto podría dificultar que el niño pueda sacarla hacia afuera y moverla de manera adecuada para hablar. Por ejemplo, en algunos niños se pueden presentar problemas para pronunciar ciertos fonemas, como la “r”, la “d”, la “t” entre otros.

En algunos bebés, este frenillo también ocasiona problemas para la lactancia y en la nutrición. En parte porque se dificulta la deglución de los alimentos o también porque no se puede realizar de manera adecuada el proceso de succión.

Problemas del frenillo labial

En este caso, el frenillo muy grueso entre el labio y la encía, crea una cavidad donde es difícil tener una correcta limpieza bucal. En este caso podrían presentarse enfermedades periodontales.

Además, también dificulta la movilidad del labio, lo que se ve reflejado en una mala pronunciación. Y, por otro lado, algunos pacientes no pueden cerrar la boca con naturalidad. Y como está más expuesto, este puede ser más propenso a golpes o traumatismos.

Tratamiento del frenillo bucal

En algunos casos, el frenillo bucal se va corrigiendo con la edad, al crecer el paciente, probablemente este deje de ser un problema. Pero cuando esto no es así, se deben aplicar una serie de tratamientos para que los problemas ocasionados por este no pasen a mayores. El tratamiento recomendado es quirúrgico y se llama frenectomía.

Es recomendable que este procedimiento se siga solo cuando el frenillo representa un riesgo mayor en la nutrición y bienestar general del paciente. Además de que este cause dolor, inflamación o irritación. El periodo ideal para practicar es en la edad de lactancia hasta antes de comenzar la edad escolar.

La frenectomía consiste en cortar una parte del frenillo para darle mayor movilidad al labio o a la lengua. Cuando se practica en bebés, se hace con una tijera muy fina y se debe dar de mamar de inmediato para favorecer la cicatrización.

Si los niños son más grandes, y ya no están en edad de lactancia, se aconseja el uso de la técnica de láser CO2. En este caso, la técnica permite una cicatrización casi inmediata, es rápida, no produce sangrado y se evitan las infecciones postoperatorias.

Además de la cirugía, si el niño ya habla, se deben realizar terapias con un logopeda para mejorar la pronunciación de algunos fonemas.

Un problema muy común son los frenillos bucales, pero tienen una solución sencilla y que no causa dolor en los pequeños. Por ello no hay nada de que preocuparse. 

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